Casi todas las profesiones tienen una formación más o menos exahustiva, con una titulación que les acredita académicamente su aptitud para ejercerla con las garantías precisas para no poner en riesgo la propia seguridad del profesional, pero sobre todo para que no pongan en peligro la integridad de los clientes y usuarios. Luego cada cual la realiza con los conocimientos y la experiencia les otorga. Esto que parece obvio no lo es en numerosas ocasiones, las más llamativas son las de empresario y la de político: alcaldes, presidentes de diputaciones, diputados, senadores, presidentes de gobierno. Eso tiene repercusiones graves, las ha tenido a lo largo de la historia y en todos los países. Bueno hay una excepción a esta regla de que hablo: los reyes. Pero la formación que reciben o han recibido, entiendo yo, que se trata más bien de lo relativo al protocolo y la etiqueta, lo cual no vale. Existe una licenciatura en ciencias políticas, ignoro si incluye la filosofía de la política. Pero por lo general los que ejercen no tienen esa titulación, tampoco si el título capacita para ello.
Esta circunstancia lleva a que los gobernantes lo hagan atendiendo criterios subjetivos que nada tiene que ver ni con las necesidades ni con los intereses de los gobernados, pienso... y así nos va.