La juventud está fatal. La juventud de los ricos también. Ellos que pueden pagarse los cubatas en los pubes y discotecas, se ponen a hacer botellón y a las primeras se ponen a defender a los violentos y agredir a la policía. La culpa, según los tertulianos de programas de radio: del sistema educativo. Los profesores tienen que decirles a sus alumnos que beber en la calle es malo y que a la policía no se le agrede. Los padres en los pubes y discotecas.
Cuando una generación comienza a plantearse: en manos de quiénes vamos a dejar el mundo, que tanto trabajo nos ha costado construir: chungo, los adultos ya son ancianos, sin memoria, sin recuerdos de las trastadas que hacían de jóvenes, de lo que hicieron pasar a sus progenitores la generación del mayo del 68, de los hipis del sexo, droga y rock and roll, que hacían decir a los adultos: en qué manos vamos a dejar este mundo que tanto nos ha costado construir. La juventud está fatal... como siempre.
Cuando una generación comienza a plantearse: en manos de quiénes vamos a dejar el mundo, que tanto trabajo nos ha costado construir: chungo, los adultos ya son ancianos, sin memoria, sin recuerdos de las trastadas que hacían de jóvenes, de lo que hicieron pasar a sus progenitores la generación del mayo del 68, de los hipis del sexo, droga y rock and roll, que hacían decir a los adultos: en qué manos vamos a dejar este mundo que tanto nos ha costado construir. La juventud está fatal... como siempre.