No hablemos de ella

En el momento en que dejemos de hablar de ella, desaparecerá, como por arte de magia. Todo el mundo quiere que se acabe ya, pero siguen insistiendo en el tema un día y otro. Yo no la quiero nombrar, para que se vaya, para que nos deje vivir en paz, estábamos muy bien sin ella, antes de que viniera, de que la prensa le dedicara la mayor parte de sus espacios. No importa quién tenga la culpa, que se vaya, no la queremos, no la necesitamos. Que no la pongan de escusa, que se vaya, todos sabemos quién es (qué es), no la nombréis, se dará por aludida, se hará fuerte, silencio, no lo merece, acabará con nuestra paciencia y nuestras ilusiones. ¡Señora váyase! ¡no la queremos! ¡ya ha hecho bastante daño! ¡olvídenos!. Si quiere que la recordemos con cariño acabe cuanto antes, mejor hoy que mañana; denos un respiro que estamos agobiados. No soy machista pero no la puedo soportar más, nunca ha sido buena, ni su abuela ni su madre ni su hermana. Si decide quedarse, al menos cambie de nombre... no hablo de nadie del gobierno, ni de la oposición, ni siquiera de la iglesia.