viernes, 18 de febrero de 2011

Algo tiene que cambiar para que todo siga igual

El mundo islámico comienza a salir de su edad media. Llega la era de las revoluciones contra los poderes feudales, y lo hace por razones obvias: sus ricos son más ricos que nuestros ricos, y sus pobres son más pobres que nuestros pobres. En Egipto ridiculizan a un pobre y esto sirve para que los pobres se unan y decidan que no se separarán hasta que las cosas cambien. Es lo que más miedo les da a los ricos, a los empresarios, a los dictadores, que los pobres se unan. Si algún día todos los pobres se unieran los ricos se tendrían que ir a Suiza, con su dinero, pero lejos. La riqueza, el dinero. El futuro no está en las manos de los manifestantes. Los poderosos, a la sombra de todas las revoluciones, sabrán aprovecharse de la situación, convencerán a todos de que ellos cambiarán el país, los paises; que los pobres ya no pasarán miserias, los elegirán y formarán un nuevo gobierno que se olvidará de ellos, de lo que hicieron y los estados aliados poderosos les marcarán las pautas para que, al menos durante un tiempo: 30 o 40 años todo esté bajo control... como siempre.

viernes, 4 de febrero de 2011

Europa nos quiere... pobres

Viene la Merkel... a joder la marrana (le podemos incrustar una coma por algún sitio al último párrafo) a decirle al gobierno que siga recortando los derechos de los trabajadores, que vamos bien. Piensa que los empresarios son tan buena gente que dirán, sinceramente, cuando ganan y cuando pierden, cuantos y cuando tendrán beneficios en sus cuentas (los únicos que tienen beneficios son los chinos, -no quiero parecer xenofobo-). Los sindicatos alemanes le dicen a la teutona que arregle lo suyo y no le diga a los demás lo que tienen que hacer.
Tampoco quiero parecer machista, que por mi edad ya podría serlo. Siempre pensé que cuando la mujer (en general, no solo la merkel), llegara al poder, el mundo (en general, no solo Doishland) se volvería más vivible, más humano; pero no, me equivoqué. Ocurrió en Jerez también, solo una mujer podría desbancar a Pacheco, y lo hizo, pero la cosa no fue a mejor ni de coña. Probablemente sin proponérselo, sin que sea adrede, pero cero patatero. 
Recapacitando creo que podríamos llegar a la conclusión de que la clase política carece de clase. Que mientras no somos votantes somos contribuyentes, clientes o directamente basura. No creo que la culpa sea de la democracia, tal vez sí de la falta de ella (de democracia) en los partidos políticos, y que lo que verdaderamente les preocupa, una vez llegan al poder, es satisfacer sus propias necesidades... y creárnoslas a nosotros (las necesidades).